
KIKI & JOSIE
Desde el primer trazo, la curva fue protagonista. Una pieza escultórica se eleva del suelo al plafón, envolviendo el espacio con movimiento y guiando el recorrido de forma natural. Es el gesto que da sentido y ritmo al proyecto. El vestidor, pensado como una experiencia más que un servicio, ofrece amplitud, confort y una atmósfera íntima, casi como un refugio. La materialidad acompaña esta narrativa: concreto, madera y fibras naturales se combinan para lograr un equilibrio entre lo sobrio y lo acogedor. En la oficina, el lenguaje industrial se reinterpreta con líneas suaves, texturas táctiles y una distribución abierta que invita al encuentro, la colaboración y la creatividad cotidiana.